EL REAL MADRID VAPULEA AL ZARAGOZA

R. MADRID (6) - ZARAGOZA (0)

Higuaín (2' y 33'), Van der Vaart (25' y 27'), Ronaldo (49'), Benzema (70')

El Bernabéu llevaba toda la temporada esperando un encuentro como éste, tan completo y tan ilusionante. Otras veces el mal juego, los bajones en las segundas partes, las polémicas o los marcadores demasiado ajustados habían arruinado la fiesta. Pero el sábado la noche fue redonda, con un partido perfecto. El juego, la actitud y el resultado así lo reflejan. Bien es cierto que el Zaragoza no es el rival que ha de medir la capacidad de los blancos, pero la exhibición de los locales fue total y el público asistente se olvidó bien pronto de la última gesta lograda por el eterno rival.

Pellegrini ha encontrado por fin el sistema adecuado. Los nombres podrán variar, pero lo que parece seguro es que el 4-3-1-2 será inamovible salvo exigencias del guión. Atrás queda ese lío de poner a Kaka y Ronaldo como interiores con dos hombres por delante, que provocaba un atasco horrible por el centro y dejaba al equipo partido. Con el nuevo sistema hay equilibrio táctico, solidez defensiva y fluidez en ataque. El Madrid no se recrea tanto como el Barcelona en elaborar la jugada, en tocar y tocar. El Madrid es más directo. Es rápido y mortal. Como un rayo. Y su capacidad para generar ocasiones de gol es apabullante.

Contra el Zaragoza no tardó más de dos minutos en demostrarlo. Nada más comenzar el partido Higuaín ya había echado por tierra el planteamiento de Gay, que debutaba al frente del Zaragoza. Un Zaragoza que no supo en toda la noche a que jugaba y que demostró el por qué de su delicada situación. Los maños no dieron señales de vida en todo el partido, salvo por un disparo lejano. Casillas lo despejó con una buena estirada y nos recordó que estaba jugando, que no se había congelado.

El monólogo blanco fue constante, con buena circulación de balón pese a la ausencia de Alonso. Diarra hizo que no se notara su ausencia y además dio más fuerza y empaque a la medular. Pero el que más destacó en la zona ancha fue Van der Vaart. Lo que ha hecho el holandés es digno de admirar. En verano parecía más fuera que dentro y ahora es titular. Por la lesión de Kaka, si, pero por méritos propios debería serlo por delante del brasileño. Sus dos goles confirmaron la goleada del Madrid, y son un premio a su esfuerzo y constancia. Minutos después Higuaín lograba el cuarto, un gol de bella factura, que hundía definitvamente a los visitantes.

Pese a lo abultado del resultado, los de Pellegrini no pisaron el freno y se mostraban ambiciosos, ansiosos por seguir marcando, por seguir gustando, como si cada gol fuese un paso más en su carrera por destronar al Barcelona. Ese estado de ánimo es constante en Cristiano Ronaldo, uno de los jugadores más competitivos que he visto en mi vida. De nuevo hizo un gran partido, muy completo, que tuvo su recompensa con un gol para enmarcar, en el que dejó sentados al portero y al defensa, pero que puso en pie a todo el estadio. La fiesta la completó Benzema, que celebró su cumpleaños cerrando la goleada con un tiro ajustado al palo.

No podía haber mejor manera de despedir el año. La liga volverá en enero y hasta entonces, toca disfrutar de la Navidad. Seguramente, los madridistas vivirán unas fiestas plácidas y tranquilas, pues su equipo les ha dado motivos para recuperar la ilusión y la esperanza. Y no hay mejores regalos que esos.

Por Juan José Fernández Pérez