1 de abril de 2009

DOBLETE Y DECLIVE EN PARMA

El Parma de 1999 nos dejó ver una de las mejores alineaciones de todos los tiempos. Al cumplirse nueve años de su ascenso a la Serie A, lograba su segunda copa de la UEFA, sumando un total de cuatro trofeos continentales. El mismo año conquistaría también la Copa de Italia, coleccionando el doblete y haciendo crecer la leyenda. El entrenador que llevó el timón de este equipo fue Alberto Malesani. Tras su heroica temporada sería despedido por malos resultados, poniendo fin a su corta pero exitosa etapa. Los principales artífices de la proeza abandonarían el club en diferentes direcciones. Los recambios escogidos fueron jugadores de gran nivel, aunque nunca lo demostraron en el Parma. Futbolistas como Almeyda, Mboma y Savo Milosevic desfilaron sobre el césped del Ennio Tardini sin ofrecer rentabilidad alguna. Únicamente Di Vaio daría la talla. En los años siguientes empezarían los problemas financieros y la entidad optaría por la formación de jóvenes promesas. Desde el equipo transalpino emergerían en el panorama internacional jugadores de la talla de Alberto Gilardino o Adriano Leite, hoy en las filas de la Fiorentina y el Inter respectivamente. Actualmente, el equipo lucha por el ascenso en la Serie B tras descender en 2008. Un equipo que pudo llegar, pero no pudo mantenerse.


La alineación que hizo temblar los pilares del fútbol no se resentía en ninguna de sus líneas. La portería estaba bien defendida por el italiano Gianluigi Buffon (más tarde hemos visto de lo que es capaz este guardameta). La zaga estaba considerada una de las mejores del mundo y la integraban cuatro colosos como Thuram, Sensini, Cannavaro y Vanoli. Cualquier delantero se vería intimidado por semejante muralla. El centro del campo se nutría de la fuerza y la garra de Dino Baggio, la experiencia de Boghossian, campeón del mundo en 1998, la calidad de Verón y la aportación ofensiva de Fuser. Como punta de lanza aparecían el inteligentísimo Chiesa y un Hernán Crespo letal. El banquillo tampoco estaba vacío, y encontrábamos figuras como Balbo y Asprilla.


El equipo italiano se disputó la Copa de la UEFA ante el Olympique de Marsella. El enfrentamiento tuvo lugar en Moscú y sobre el campo de batalla se erguían auténticos soldados. La camiseta del conjunto francés estaba defendida por importantes nombres como Laurent Blanc, Domoraud o Pires. El partido comenzó muy igualado, pero Crespo, mortal como siempre, aprovecharía un error garrafal de Blanc para inaugurar el marcador. Cuando sólo habían pasado diez minutos desde el primer tanto, el Olympique recibía un nuevo golpe, su autor, Vanoli. Por si no era suficiente diferencia, el genial Enrico Chiesa sentenciaba el partido tras el descanso. Al Parma sólo le quedaba dejar correr el tiempo y disfrutar de la victoria. El encuentro terminaría sin más goles. Los jugadores del conjunto italiano alzarían merecidamente el trofeo. Para llegar a la final habían barrido de su camino a Glasgow Rangers, Girondins de Burdeos y Atlético de Madrid, ninguno era presa fácil, pero ninguno fue un problema.


Una década después tan sólo una Copa de Italia en 2002 engrosaría las vitrinas del club. Sumido en una profunda crisis y tras serios problemas directivos, es muy difícil que veamos un nuevo éxito de este equipo. La situación es complicada, y no sólo eso, hay que volver a escalar la montaña desde abajo.

2 comentarios:

  1. Enorme, qué recuerdos!!!

    Y había un central que me gustaba mucho, creo que tb de la misma época, Apolloni.

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  2. Si, Apolloni, jugó muchos años en el Parma, creo que más de diez. Fue de los que llevó al equipo al primer nivel. Creo que ya esta retirado.

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