EL REAL MADRID SE ALZA CON EL LIDERATO

R. MADRID (3) - SEVILLA (2)

X. Alonso (9'), Drago (52'), Ronaldo (59'), Ramos (61'), Van der Vaart (92')


Soy el único al que le gusta el fútbol en mi familia. Ni a mi hermano ni a mi padre les interesa lo más mínimo y no entienden por qué le doy tanta importancia y me gusta tanto. Yo a veces también me lo pregunto, pero con partidos como el del sábado, se me despejan todas las dudas. Porque lo del sábado fue como una megaproducción de Hollywood, con explosiones, efectos especiales, grandes actuaciones y un final de infarto. Digno de un Oscar.

Ya antes de que empezase el encuentro estaba nervioso. Vale que el Bernabéu esté siendo un fortín, pero recibir al Sevilla y justo en la semana que nos la jugamos en Champions preocupa a cualquiera. La primera media hora del choque confirmó todos mis temores. El Sevilla dominaba el juego y se adelantaba en el marcador con un auto gol de Xabi Alonso. Los andaluces se mostraban verticales por las bandas como siempre, con Navas y Capel en los costados y Perotti con libertad detrás del punta. Por detrás de ellos, todo el mundo a defender. El Madrid salió dormido, como si estuviese más pendiente del partido del próximo miércoles. Ahora, una vez despertó no escatimó en esfuerzos para darle la vuelta al marcador. Palop puede dar fe de ello.
 

El Madrid lo intentaba. El problema es que le faltaba más elaboración en sus jugadas. Todas las llegadas eran a base de arreones, con más corazón que cabeza, con más voluntad que fútbol. Marcelo y Lass cumplieron en su papel de escudar a Xabi Alonso y apoyar a los laterales, pero no son los jugadores indicados para crear juego.

El inicio de la segunda parte no fue mucho mejor que el de la primera. Dragutinovic centró una falta desde 30 metros y un malentendido entre Alonso y Casillas tuvo como resultado el segundo gol de los visitantes. Fue entonces cuando Pellegrini se decidió a hacer los cambios. Más acertados que nunca y en el momento preciso. Así, Guti y Van der Vaart entraron por Lass y Arbeloa, pasando Marcelo al lateral izquierdo.
Muchos acusan al chileno de no sacarles de inicio, pero yo creo que lo hizo bien. Guti funciona mejor como revulsivo y además, no es lo mismo jugar desde el principio que hacerlo con el rival más cansado. El caso es que con ellos en el terreno de juego el Madrid se apoderó del balón y comenzó a tocar, con paredes, pases interiores y movilidad constante de los puntas.

Ahora el vendaval blanco tenía corazón y cabeza, potencia y creatividad, verticalidad y pausa en los momentos oportunos. Y sobre todo llegada. El Madrid casi parecía imparable. En apenas un par de minutos Ronaldo y Ramos igualaban el resultado. Y las ocasiones se sucedían continuamente. Solo la inspiración de Palop mantenía con vida a los de Jiménez, quien al ver la que se le venía encima a los suyos quitó a Negredo para meter a Duscher y reforzar el centro del campo. Un cambio tan necesario como acertado, aunque insuficiente para frenar las acometidas locales.

Con los locales volcados en ataque, la culminación de la remontada era solo cuestión de tiempo. Pero para dar más emoción al asunto, esta no llegó hasta el tiempo de prolongación. Y lo hizo además de las botas de un jugador que se merecía ser el héroe en una noche como esta. Van der Vaart cazó un rechace de Palop para llevar el éxtasis a toda la afición. La celebración del gol parecía más propia de haber conquistado un título que de haber obtenido tres simples puntos, aunque es muy posible que puedan ser determinantes en el desenlace de esta Liga tan emocionante, de la que ahora el Madrid es líder. 

Por Juan José Fernández Pérez